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La retina es una capa de nervios en el fondo del ojo cuya función es percibir la luz y ayudar a enviar las imágenes al cerebro. El daño de los vasos sanguíneos de la retina puede tener como resultado que éstos sufran una fuga de fluido o sangre y que se formen conductos frágiles e irregulares y tejidos fibrosos, esto puede tornar borrosas o distorsionar las imágenes que la retina envía al cerebro.

Los riesgos de desarrollar retinopatía diabética aumentan entre más tiempo padecen de diabetes los pacientes. Alrededor del 80% de las personas que han padecido de diabetes durante por lo menos 15 años, presentan algún tipo de daño en los vasos sanguíneos de la retina.

Clasificación

La retinopatía no proliferativa es una fase inicial de la retinopatía diabética. En esta etapa, los pequeños vasos sanguíneos dentro de la retina sufren daños y presentan fugas de sangre o de fluido, ocasionando que la retina se inflame o se formen depósitos conocidos como exudados en ocasiones, el líquido exudativo se deposita en la mácula lútea, parte de la retina que posibilita ver detalles minúsculos (letras y números), produciendo un edema macular.

 

La retinopatía proliferativa describe los cambios que se presentan con la neovascularización, es decir, cuando los nuevos vasos sanguíneos anormales empiezan a crecer en la superficie de la retina, produciendo imágenes borrosas y distorsionadas, además, estos vasos sanguíneos anormales posibilitan el desarrollo de tejidos fibrosos que pueden estirar y retraer la retina, desprendiéndola del fondo del ojo, causando el desprendimiento de la retina. Si no es tratado adecuadamente puede causar una severa pérdida de la vista. Los vasos sanguíneos anormales también pueden desarrollarse alrededor de la pupila (en el iris), ocasionando glaucoma de tipo neovascular al provocar un aumento en la presión interior del ojo.

 

Síntomas

La retinopatía de fondo y la no proliferativa generalmente no presenta síntomas, aunque la vista puede tornarse gradualmente borrosa si se sufre de edema macular. Si se presentan hemorragias, la vista se puede tornar borrosa, con manchas e inclusive puede perderse totalmente. Aunque no es acompañada de dolor, la retinopatía proliferativa constituye una condición severa de dicha enfermedad y requiere de atención médica inmediata. La presión arterial elevada pueden agravar la retinopatía diabética.

Tratamiento

En muchos casos el tratamiento es necesario, pero se requerirá de someterse a exámenes periódicos de la vista. En otros casos, se recomendará un tratamiento para detener el avance de las lesiones ocasionadas por la retinopatía diabética y de ser posible para mejorar la calidad de la vista. Asimismo, otras opciones de acuerdo al avance de la enfermedad son la cirugía láser, crioterapia, vitrectomía y la cirugía de desprendimiento de retina.